Uno de los grandes tesoros de la gastronomía son las trufas. De hecho, su sabor ya era apreciado por los griegos y romanos. Desde entonces, se le atribuyen propiedades afrodisíacas. En la Edad Media este tipo de hongo, vivió una época oscura, y en cierto modo, cayó en el olvido. No sería hasta el siglo XIX cuando volvería a las mesas . Hasta el punto que el escritor francés, Brillat -Savarin, autor de la Fisiología del Gusto dice de ella “la trufa es el diamante de la cocina”.