Quercus, las principales especies ibéricas
Los árboles del género Quercus, conocidos como robles en su mayoría, son ejemplares majestuosos que han poblado la Tierra durante siglos. Con más de 800 especies en su género, los robles son apreciados por su imponente presencia en el paisaje y su importancia ecológica. En este artículo, exploraremos los secretos de los robles, su diversidad en la Península Ibérica y su papel fundamental como refugio para hongos como las setas y las codiciadas trufas.
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Diversidad del género Quercus
El género Quercus, conocido como robles, es uno de los géneros más grandes y diversos de árboles en el mundo. Con más de 800 especies, estos árboles se encuentran en todo el mundo, desde bosques templados hasta selvas tropicales. Su diversidad es especialmente destacable en México y California, donde se concentra una gran variedad de especies.
Identificación de los Quercus en la Península Ibérica
En la Península Ibérica, la identificación de las especies de robles puede ser un desafío debido a la presencia de múltiples especies, hibridaciones y variabilidad en las características de las hojas. Los quejigos, un grupo de especies de robles, son especialmente difíciles de identificar. En esta web, se adopta un enfoque sintético para el género, describiendo las especies que pueden identificarse con mayor facilidad y mencionando de manera superficial otras entidades e híbridos.
Variabilidad en las hojas e hibridaciones
Una característica notable de los robles es la gran variabilidad que presentan en las hojas, tanto en forma como en tamaño y pelosidad. Incluso dentro de la misma especie, es común encontrar diferencias significativas en las hojas entre individuos cercanos. Además, muchos de los híbridos entre especies de robles pueden ser fértiles y retrohibridar con sus especies parentales, lo que lleva a introgresiones genéticas que pueden complicar aún más la identificación. Esta complejidad ha dado lugar a la proliferación de nombres diferentes para la misma planta y nombres iguales para especies que ahora se consideran distintas. En este artículo, seguimos el criterio establecido en la obra Flora Iberica, que refleja la clasificación más moderna.
Como reconocerlos
Los robles son árboles o arbustos monoicos, lo que significa que tienen flores masculinas y femeninas en el mismo individuo. Sus hojas son simples y alternas, con un limbo de forma variable. Las estípulas son pardas o grises, escariosas, lanceoladas o lineales, y a menudo están cubiertas de pelos y caen fácilmente.
Las flores masculinas se encuentran en amentos colgantes y tienen un perigonio con 6 lóbulos en la mayoría de los casos. Las flores femeninas también tienen un perigonio de 6 lóbulos y 3-6 estilos, a veces acompañados de rudimentos de estaminodios. Cada flor femenina está rodeada individualmente por un involucro de brácteas que se transforma en la cúpula escamosa del fruto. El fruto de los robles es una bellota, un tipo especial de aquenio fusiforme con una cubierta lisa y coriácea, rodeado por la cúpula solo en la base. Cada bellota contiene una sola semilla sin albumen pero con dos grandes cotiledones. La maduración de las bellotas suele ocurrir en otoño.
Quercus, refugio para setas y trufas
Los robles desempeñan un papel crucial en la ecología de los hongos. Sus raíces forman una simbiosis con hongos micorrícicos, que benefician tanto a los árboles como a los hongos. Esta asociación aumenta la capacidad de absorción de nutrientes de los robles y, al mismo tiempo, proporciona un hábitat ideal para el crecimiento de hongos, incluyendo las apreciadas setas comestibles y las trufas.
En resumen, los robles del género Quercus son árboles majestuosos con una historia rica y una importancia ecológica significativa. Su diversidad, su papel como refugio para hongos y su influencia en los ecosistemas los convierten en elementos esenciales de nuestros bosques y paisajes naturales. A medida que exploramos más a fondo estos árboles, descubrimos un mundo de secretos que enriquecen nuestra comprensión de la naturaleza.
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Quercus, las diferentes especies ibéricas
Quercus coccifera L.
Coscoja, Coscoll (cat.), Garric (cat.), Abaritza (eusk.), Carrasco (port.)
La Quercus coccifera, comúnmente llamada coscoja, generalmente se presenta como arbusto, aunque ocasionalmente puede crecer como árbol en algunas áreas de Portugal y Sierra Morena. Sus ramas tienen una corteza lisa y grisácea, y las ramitas más delgadas carecen de vellosidad.
La coscoja se distingue por sus hojas coriáceas, similares en forma, tamaño y textura a las espinosas hojas de la encina. Sin embargo, a diferencia de estas, las hojas de la coscoja son completamente lisas y de un verde brillante en el envés. Además, su margen suele tener dientes más puntiagudos, aunque esta característica es menos notoria en ejemplares arbóreos.
La floración ocurre en primavera y las bellotas maduran en otoño, después de uno o dos años de desarrollo. Las bellotas de la coscoja suelen tener una cúpula con brácteas puntiagudas y curvadas hacia afuera, en contraste con las de la encina, que están más adheridas.
Distribución
La coscoja se encuentra principalmente en la mitad oriental de la Península Ibérica y también en las Islas Baleares.
Esta especie prospera en zonas de clima mediterráneo, tolerando periodos secos y temperaturas que van desde templadas hasta moderadamente frías. Se adapta tanto a suelos calcáreos como silíceos, e incluso yesosos. Su altitud varía desde el nivel del mar hasta poco más de 1000 metros en las montañas mediterráneas.
Observaciones
La coscoja está asociada con una cochinilla cuyos cuerpos secos se usan como colorante rojizo en la industria de la tintorería. No obstante, es importante no confundir estos cuerpos con algunas agallas en las hojas que también son de color rojo brillante.
A pesar de que la madera de la coscoja es de alta calidad, su uso es limitado debido a la escasez de ejemplares de gran tamaño.
Esta especie, que generalmente se presenta como arbusto, es un componente distintivo de la vegetación densa conocida como "mancha" o "maquis". Su presencia contribuye a la formación de paisajes únicos en la Península Ibérica.
Quercus faginea
Quejigo, Rebollo, Roble, Roure de fulla petita (cat.), Erkametza (eusk.), Caxigo (gall.), Carvalho-cerquinho (port.)
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El Quercus faginea, conocido comúnmente como quejigo o rebollo, es un árbol caducifolio que se caracteriza por su copa amplia y su follaje más o menos denso. Puede alcanzar una altura de hasta 20 metros. Sus hojas son variables en tamaño y margen, elípticas, con ápice y base redondeados. Por lo general, están cubiertas de vello cuando brotan, pero pierden este vello en la parte superior mientras lo conservan en mayor o menor medida en el envés. Las hojas tienen una consistencia subcoriácea y suelen caer en otoño, aunque algunas permanecen secas en el árbol hasta la primavera siguiente. Las yemas son de color castaño, de forma ovado-cónica y miden alrededor de 3-5 mm de longitud.
La floración del quejigo tiene lugar en primavera, y sus bellotas, que maduran en otoño, se disponen en pedúnculos cortos, ya sea aisladas o en pequeños grupos.
Distribución
La subespecie faginea se encuentra en gran parte de la Península Ibérica, aunque está ausente en algunas regiones del norte. Prefiere suelos calizos y forma quejigares en zonas de umbría. Por otro lado, la subespecie broteroi se encuentra en el cuadrante suroccidental de la Península, creciendo sobre substratos silíceos o neutros.
Observaciones
Se reconocen dos subespecies de Quercus faginea: la subespecie faginea, que tiene hojas de 3 a 6 cm de longitud, y la subespecie broteroi, cuyas hojas miden de 5 a 15 cm de longitud.
La madera del quejigo es de buena calidad, al igual que la leña que se obtiene de él. Sin embargo, hoy en día es raro encontrar ejemplares robustos, ya que han sido talados selectivamente en el pasado. En cuanto a las bellotas, son de menor calidad que las de las encinas.
Quercus ilex
Encina, Carrasca, Alzina (cat.), Artea (eusk.), Enciño (gall.), Azinheira (port.)
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La Quercus ilex, comúnmente llamada encina, es un árbol perennifolio que puede alcanzar una altura de hasta 20-25 metros. Tiene una copa amplia y frondosa en ejemplares bien conservados, pero en las dehesas, las podas frecuentes pueden afectar la apariencia de la copa. Su corteza es gris-parduzca y se caracteriza por tener numerosas rugosidades, además de ser muy cuarteada.
Las hojas de la encina son altamente variables en términos morfológicos, pudiendo ser lanceoladas o casi orbiculares, con márgenes que van desde lisos hasta provistos de pequeños dientes punzantes. Por el haz, las hojas son de color verde oscuro y sin pelo, mientras que en el envés muestran una tonalidad grisácea debido a la presencia de pelillos blanquecinos. Los nervios secundarios suelen formar un ángulo más abierto que en el alcornoque y tienden a desdibujarse antes de llegar al borde. A finales del verano, la encina presenta yemas de unos 3-5 mm de longitud, que son más grandes que las del alcornoque.
La encina produce flores unisexuales: las flores masculinas se agrupan en amentos colgantes de color amarillo, mientras que las femeninas son verdosas y poco llamativas. La floración tiene lugar en primavera, y las bellotas maduran en otoño, adquiriendo un color marrón oscuro.
Distribución
La encina se encuentra en gran parte de la Península Ibérica y en las Islas Baleares, siendo una de las especies arbóreas más comunes de la región. Su presencia se extiende desde bosques densos, donde está acompañada de un denso matorral y numerosas trepadoras, hasta grandes dehesas que han sido empleadas durante mucho tiempo por el ser humano. La encina puede desarrollarse en una amplia variedad de tipos de sustratos.
Observaciones
En nuestro territorio, se reconocen dos subespecies (o en algunos tratados, especies) de Quercus ilex. La subespecie ilex presenta hojas más lanceoladas, con 7 a 14 pares de nervios secundarios, y se localiza en la costa cantábrica, el norte del litoral mediterráneo y las Islas Baleares, ocupando su área europea. La subespecie ballota, más extendida, tiene hojas más redondeadas, con 5 a 8 pares de nervios secundarios, y se encuentra en áreas del interior y también en Baleares. Esta subespecie es más resistente a condiciones de clima continental y produce las mejores bellotas.
La madera de la encina es de excelente calidad, dura y resistente, y se ha utilizado en la fabricación de instrumentos agrícolas. La leña es altamente valorada, y durante mucho tiempo se ha utilizado para la producción de carbón en carboneras, aunque este proceso ha ido disminuyendo.
Las bellotas son la principal riqueza de los encinares en áreas donde se emplean en la alimentación del ganado porcino de raza ibérica.
La encina tiene una gran importancia paisajística y es un componente fundamental de las dehesas, que están estrechamente vinculadas al desarrollo rural. En algunas zonas del centro y sur de España, los encinares densos tienen un alto valor cinegético.
Quercus petraea
Roble, Roble albar, Roure de fulla gran (cat.), Haritz (eusk.), Carba (gall.)
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El Quercus petraea, comúnmente conocido como roble o roble albar, es un árbol caducifolio de gran envergadura y majestuosidad, que puede alcanzar alturas de hasta 35 metros. Tiene una copa amplia y abierta, así como un poderoso sistema de raíces. Las ramillas jóvenes son lisas y de un color castaño brillante. Sus hojas son más o menos obovadas, con un margen ondulado. En el haz, son de un verde oscuro, mientras que en el envés son un poco más claras. La base del limbo de las hojas puede variar desde cuneada hasta ligeramente auriculada. Las hojas son lisas en el haz y tienen algunos pelos en los nervios del envés. El pecíolo es mayor de 1 cm y presenta un surco en la parte superior.
El roble florece en primavera, y sus bellotas, de color amarillento, aparecen solitarias o en pequeños grupos. Estas bellotas pueden nacer directamente en la ramita o estar sujetas por un corto cabillo.
Distribución
El roble albar se encuentra desde el oeste de Asia hasta el suroeste de Europa. En la Península Ibérica, se extiende por el norte de España, llegando hacia el sur hasta el Sistema Central y la Serranía de Cuenca. Prefiere suelos silíceos profundos con suficiente humedad ambiental. Suelen formar parte de bosques mixtos junto con otras especies caducifolias del mismo género, así como con pinos o abetos.
En la Península Ibérica se reconocen dos subespecies: la subespecie petraea, que tiene hojas con 5-7 pares de nervios laterales, y la subespecie huguetiana, que presenta 7-9 pares de nervios laterales y los nervios más pequeños son claramente visibles. La primera es más extendida, mientras que la segunda se encuentra principalmente en la mitad sur de Cataluña y en algunos puntos aislados de Navarra y Cantabria.
Observaciones
Las bellotas del roble son una fuente de alimento importante para la fauna silvestre y también se utilizan en la alimentación del ganado porcino. La madera del roble albar es altamente apreciada, siendo dura y resistente (de ahí su nombre "albar", que significa "duro como una piedra"). Se utiliza en la fabricación de grandes piezas y para fines decorativos. Además, es especialmente valorada en la fabricación de duelas de barricas para la maduración de vinos y otras bebidas destiladas, contribuyendo con sus ricos aromas. También es una excelente opción para la producción de carbón. La corteza del roble albar es rica en taninos y se ha utilizado en el curtido de pieles y con fines medicinales en algunos casos.
Quercus pubescens
Roble, Roble pubescente, Roure martinenc (cat.), Ametz ilaunduna (eusk.)
El Quercus pubescens, comúnmente llamado roble o roble pubescente, es un árbol caducifolio que puede alcanzar alturas de hasta 20 metros. Se caracteriza por tener una copa amplia y un follaje espeso. Las ramillas jóvenes son notablemente peludas. Las yemas son agudas y presentan escamas de color pardo-grisáceo. Las hojas son oblongas a obovadas y tienen un margen más o menos lobulado. La consistencia de las hojas varía entre blanda y subcoriácea. Son peludas en ambas caras cuando son jóvenes, pero finalmente solo conservan pelos en el envés. Algunas hojas permanecen secas en el árbol durante gran parte del invierno.
La floración del roble pubescente tiene lugar en primavera. Las bellotas, que maduran en otoño, son de color marrón claro y están sujetas por un pedúnculo tomentoso y corto en la mayoría de los casos.
Distribución
Esta especie se encuentra en el sur de Europa, desde la Península Ibérica hasta la Turquía asiática. En la Península Ibérica, el roble pubescente forma parte de bosques mixtos en el cuadrante nororiental y en la Serra de Tramuntana en Mallorca. Suele crecer a altitudes que van desde los 400 hasta los 1500 metros, principalmente sobre suelos calizos.
Observaciones
En áreas donde coexiste con el quejigo, es posible encontrar híbridos entre ambas especies. El Quercus pubescens también se encuentra bajo la denominación de Quercus humilis Mill en algunos contextos.
Quercus pyrenaica
Melojo, Rebollo, Quejigo (Teruel), Roble tozo, Roure reboll (cat.), Ametza (eusk.), Cerquiño (gall.), Carvalho-negral (port.)
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El Quercus pyrenaica, conocido como melojo o rebollo, es un árbol caducifolio que puede alcanzar una altura de hasta 25 metros. Tiene un follaje de color verde claro en verano, que lo destaca en su entorno. Se mezcla principalmente con encinas en las partes más bajas de su distribución y con pinares o matorrales de alta montaña en las cimas de las montañas ibéricas donde habita. No obstante, este color verde primaveral y veraniego se torna más pardo amarillento en otoño.
Las hojas del melojo son caducas y, en muchos ejemplares, de comportamiento marcescente, lo que significa que permanecen en el árbol durante buena parte del invierno. Estas hojas son grandes y presentan lóbulos profundos cuyas incisiones en muchos casos casi alcanzan el nervio central. Son peludas en ambas caras, aunque este rasgo es más notable en el envés, que muestra un tono verde más claro. Esto es importante para distinguir al melojo de los verdaderos robles. Cuando las hojas comienzan a brotar, muestran un tono algo rosado que cambia bruscamente al verde claro, y a medida que llega el otoño, se tornan de un color pardo-amarillento al secarse.
En las ramas, es posible encontrar agallas muy características que son provocadas por la picadura de una pequeña avispa. Estas agallas tienen un aspecto globoso y son de color pardo, con pequeñas protuberancias en la parte superior y, en aquellas que se encuentran en el suelo, un pequeño agujero por donde ha emergido el individuo adulto derivado de la larva que se alimentó de la agalla. Estas agallas son mecanismos de defensa de la planta ante el ataque del insecto.
Distribución
El melojo es uno de los representantes más ampliamente distribuidos del género Quercus en la flora ibérica, ocupando la mayor parte de su distribución en la Península Ibérica. Se encuentra en las montañas que rodean la meseta del Duero, incluyendo la Cordillera Cantábrica, el Sistema Central, el Sistema Ibérico y las montañas del noreste de Portugal. Además, se encuentra en algunas zonas de los Montes de Toledo, Sierra Morena y algunas sierras béticas, como Sierra Nevada. Aunque su nombre específico "pyrenaica" podría indicar su presencia en los Pirineos, en realidad solo se encuentra en algunos puntos del Pirineo navarro. El melojo desempeña un papel ecológico intermedio entre las especies más claramente xerófitas (encinas y quejigos) y los verdaderos robles. Se desarrolla principalmente en suelos silíceos (granitos, gneises, pizarras) y, en raras ocasiones, en suelos calcáreos, los cuales deben ser húmedos, aunque en menor medida que los necesarios para los robles más comunes. El melojo tolera climas continentales, con fuertes heladas invernales y un cierto grado de sequía estival, en altitudes que van desde un poco menos de 400 metros hasta casi 2000 metros en las altitudes más extremas. Puede formar masas puras, conocidas como melojares o rebollares, que son localmente extensas en las montañas castellanas o en el Sistema Central. En estos bosques se pueden encontrar arbustos como genistas o piornos, así como plantas herbáceas como peonías o helechos comunes. Además, puede mezclarse con la encina y el quejigo en las altitudes más bajas, con el haya en áreas más húmedas o con pinos de montaña a mayores altitudes.
Observaciones
A pesar de que las bellotas del melojo pueden utilizarse para la montanera, la producción es baja y variable en comparación con la de la encina o el alcornoque. La madera del melojo es muy fibrosa y de secado complicado, pero se ha utilizado en la fabricación de vigas, traviesas de tren y en el entibado de minas. Principalmente se utiliza para la producción de leña y carbón vegetal.
Quercus robur
Roble, Roble albar, Carballo, Roble pedunculado, Roure pènol (cat.), Haritz kanduduna (eusk.), Carvalho comum (port.), Alvarinho (port.)
El Quercus robur, conocido como carballo, es uno de los árboles más majestuosos de nuestros bosques. Puede alcanzar alturas de hasta 40 metros, aunque más comúnmente alcanza de 20 a 25 metros. Presenta una copa amplia y redondeada en ejemplares aislados, y algo más cerrada en espesuras. Su corteza es de color pardo-grisáceo y tiende a agrietarse con la edad.
Las hojas del carballo son caducas, con lóbulos poco profundos y redondeados. Son de color verde oscuro en el haz y algo más claras en el envés, y están sujetas por cortos pecíolos, careciendo por completo de pelos. Es común que la base de las hojas sea auriculada.
La floración del carballo tiene lugar en primavera, y las bellotas maduran en otoño y principios de invierno. Están sujetas por largos pedúnculos, a veces de más de 10 centímetros de longitud, lo que permite distinguir esta especie de Quercus petraea.
Distribución
El carballo se encuentra en gran parte de Europa, incluso en condiciones climáticas adversas. En la Península Ibérica, aparece en el tercio norte y es menos común a medida que se desciende hacia el sur. No se encuentra en las Islas Baleares. Los bosques dominados por esta especie son raros; en su lugar, es más común encontrar bosques mixtos en los que el carballo se mezcla con otros robles, melojos, hayas, pinos, abetos, tilos y avellanos. Puede crecer desde el nivel del mar hasta los 1400 metros, en fondos de valles y laderas. Prefiere suelos de naturaleza silícea, que sean húmedos y fértiles, contribuyendo a su construcción y enriquecimiento.
Observaciones
El carballo ha sido una de las especies más afectadas por la presión humana debido a la riqueza de los suelos en los que crece. Muchos robledales han sido reemplazados por prados, huertas y repoblaciones de castaños, pinos y eucaliptos. La madera del carballo es de buena calidad, muy dura, pesada y resistente a la humedad, lo que la hace adecuada para la carpintería y ebanistería. También se ha utilizado en la construcción de barcos, lo que ha contribuido a la degradación de los bosques de carballo en muchas áreas del norte de España. La leña y el carbón producidos a partir del carballo son de alto contenido calorífico, por lo que son valiosos como combustibles. Además, esta especie se utiliza ampliamente con fines ornamentales en jardinería.
Quercus rubra
Roble americano, Haritz amerikarra (eusk.)
El Quercus rubra es un árbol caducifolio que puede alcanzar alturas de hasta 25 metros en la Península Ibérica. Sus troncos son rectos y cilíndricos, con corteza lisa y de color gris.
Las hojas del Quercus rubra pueden medir hasta 20 centímetros y tienen lóbulos bien marcados que terminan en picos agudos. Son lisas en el haz y presentan algunos pelillos en el envés. En otoño, adquieren una coloración rojo intenso muy llamativa, lo que le otorga su nombre común.
Las bellotas de esta especie tardan dos años en madurar y tienen una cúpula aplanada que casi parece un disco.
Distribución
Esta especie es originaria del este de Norteamérica y fue introducida en Europa occidental en el siglo XVIII. En la Península Ibérica, se encuentra a lo largo de la costa atlántica, desde Navarra hasta el norte de Portugal. Crece preferentemente en suelos silíceos o arcillosos, bajo la influencia oceánica.
Observaciones
El Quercus rubra se cultiva principalmente para la producción de madera y también se utiliza como árbol ornamental debido a su elegante porte y a la vistosidad de su follaje en otoño.
Quercus suber
Alcornoque, Surera (cat.), Artelatza (eusk.), Sobreira (gall.), Corticeira (gall.), Sobreiro (port.)
El Quercus suber es un árbol perennifolio que suele tener un tronco relativamente corto y una copa amplia y redondeada, que puede superar los 15 metros de altura. Su corteza del tronco es gruesa y se utiliza para producir corcho. Esta corteza es de color grisáceo y presenta profundas grietas longitudinales. Al descortezar el árbol, la capa visible es de un color rojo anaranjado muy llamativo, que con el tiempo se oscurece hasta producir una nueva capa de corcho.
Las hojas del Quercus suber tienen pecíolos y un limbo que puede ser ovado u oblongo, con base redondeada. Son algo coriáceas, de color verde oscuro y brillante en el haz, mientras que en el envés son grisáceas debido a la presencia de pelos. El margen de las hojas puede ser liso o presentar algunos dientecillos agudos, pero no punzantes. Los nervios secundarios forman un ángulo más agudo con el nervio principal que los de la encina y el quejigo, y suelen ser visibles hasta el borde del limbo. En otoño, se forman yemas de pequeño tamaño en la axila de las hojas, que son menores que las del quejigo y tienen forma ovoidea.
Esta especie florece desde finales del invierno hasta el verano, y las bellotas maduran en el otoño del año de la floración, salvo en algunas zonas del norte, donde algunas lo hacen en el segundo año. Las bellotas están rodeadas por una cúpula con escamas superiores alargadas que tienen aspecto de lengüecilla. La maduración de las bellotas es prolongada, desde septiembre hasta enero, lo que es muy conveniente para la alimentación de la fauna silvestre y del ganado doméstico, especialmente el porcino ibérico.
Distribución
El Quercus suber se distribuye por el Mediterráneo occidental y central. En la Península Ibérica, ocupa principalmente la mitad occidental, con algunos enclaves en la costa mediterránea, especialmente en Cataluña, y en la isla de Menorca. Esta especie habita principalmente en áreas de clima mediterráneo, algunas con elevadas precipitaciones anuales y periodos de aridez moderados, sobre suelos de pH ácido. Puede mezclarse con encinas, quejigos, pinsapos, pinos y otras especies, o formar masas puras conocidas como alcornocales. El ser humano ha adehesado muchas formaciones para su aprovechamiento ganadero o corchero. Destacan los ejemplares del Parque Nacional de Doñana, donde anidan numerosas aves de gran interés biológico, y el Parque Natural de los Alcornocales, que tiene un alto valor ecológico.
Observaciones
El Quercus suber es conocido por su aprovechamiento del corcho, que se ha desarrollado principalmente en Portugal, España, Marruecos e Italia. La primera capa de corcho que se separa del árbol se denomina bornizo, y las sucesivas capas a lo largo de la vida del ejemplar se conocen como corcho segundero. Este último se extrae cada 7 a 10 años y es el más apreciado en la industria, principalmente para la fabricación de tapones.
La leña y el carbón provenientes del Quercus suber son de excelente calidad, al igual que su madera, que es apreciada para ciertas piezas de construcción naval y otros usos que requieren resistencia al desgaste.
Las bellotas de esta especie son una fuente importante de alimento para el ganado porcino en época invernal, y la producción de estas puede ser enorme en los ejemplares de gran tamaño.
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